Inclusión forzada ¿Puro marketing para vender?
¿Inclusión forzada?
Si eres asiduo a las redes sociales tal vez hayas escuchado últimamente que Netflix y Disney son acusadas de hacer “inclusión forzada” en sus nuevas series y películas, como en el caso de Lightyear, película animada que estuvo bajo fuego intenso por presentar una pareja lésbica en pantalla. Y en una película para niños, ni más ni menos.
La inclusión forzada se refiere a la práctica de meter a la fuerza personajes de minorías en las películas y series, por ejemplo, de la comunidad LGBT+ o de minorías étnicas como afroamericanos, latinos o asiáticos. Esto también incluye introducir personajes femeninos como protagonistas; pero no solo se queda ahí, pues también se llega a cambiar aspectos de personajes ya establecidos o históricos, para darles algunas de estas características y hacerlos más “inclusivos”.
Algunos consideran que este tipo de inclusión es necesaria para dar representación y visibilidad a toda la diversidad de personas que existe. Sin embargo, la molestia de muchos viene cuando se percibe que estos cambios se hacen únicamente con el propósito de vender y no están justificados en la historia, además de no ser fieles al material original.
How exactly has the character changed? Is it the penis? It’s okay. Lucifer in the comics didn’t have a penis, and I don’t believe Gwendoline Christie has one either. The dialogue’s the same… it’s that Gwendoline’s taller than the Lucifer in the Sandman comics, isn’t it? https://t.co/Y03xA7jZoB
— Neil Gaiman (@neilhimself) May 16, 2022
Se enojan aún cuando el autor original esté de acuerdo
Los argumentos contra la inclusión forzada
El escándalo del momento es la nueva adaptación en live action de La Sirenita, personaje que será interpretada por la actriz afroamericana Halle Bailey. Esto ha causado mucho escozor porque en la adaptación animada de Disney de 1989 este personaje era de piel blanca y rasgos caucásicos, a pesar de que en la historia original de Hans Christian Andersen de 1837 es indefinida su apariencia étnica.
Otros ejemplos los encontramos en nuevas adaptaciones de Netflix como las de Resident Evil y Death Note en las que se cambió la raza de algunos personajes clave. Quienes se han pronunciado en contra han expresado que solo es una estrategia de marketing, además de que solo quieren cumplir con su “cuota” de diversidad para no ser “cancelados” por los progres.
Esto se equipara a la práctica conocida como “tokenismo”, que se da no solo en las producciones audiovisuales sino en cualquier ámbito en el que se incluye a mujeres o personas pertenecientes a minorías solo para aparentar y no porque realmente quieran tenerlos ahí.
Otra crítica común es que a pesar de incluir a personajes diversos, muchas veces los escriben de manera que en vez de ayudar lo que hacen es reforzar estereotipos como: afroamericanos = pobres, latinoamericanos = delincuentes, LGBT+ = psicópatas, etc.
Un último argumento en contra de la inclusión forzada es que se cae en la imprecisión histórica como en Bridgerton y Ana Bolena, e incluso puede constituir un intento de reescribir la historia como en el caso de Hollywood de Ryan Murphy.
Como siempre, el odio vende
Ante estos argumentos, la acusación obvia es decir que quien está en contra de la inclusión es porque es racista, clasista, misógino, homofóbico y demás. Y por supuesto que solo un loco aceptaría eso, por lo que la carta maestra es contrargumentar que no están en contra de la inclusión, sino en contra de las historias o personajes mal escritos, como pudimos ver durante el acalorado debate que se dio en torno a la serie de Obi-Wan Kenobi, que tuvo un prominente personaje interpretado por una actriz afroamericana.
En este punto se vuelve difusa la línea entre la crítica legítima y la discriminación. Y es que no podemos negar que muchos de los ataques están apenas maquillados de objetividad, como cuando se reveló el tráiler de The Rigns of Power, la nueva serie de Amazon situada en el universo de El Señor de los Anillos y la cual contaría con un cast diverso. Sobra decir que el odio se dejó venir con todo y mucho antes de que se estrenara la propia serie, lo cual es francamente difícil de defender como crítica objetiva.
Ya antes habíamos mencionado que el odio es una emoción poderosa que vende mucho y para muestra basta ver la cantidad de videos de youtube en contra de la inclusión forzada que promueven el hate con todo. Y es que como seres humanos está probado que tenemos la necesidad de odiar, lo cual incluso nos brinda placer, por lo que este discurso de odio resulta perfecto para legitimar las emociones más violentas de muchos y dirigirlas, cómo no, contra las minorías.
¿La inclusión forzada siempre resulta mal?
El primer punto sería determinar si realmente es necesaria la inclusión. Y claro que nos gustaría pensar que la exclusión es solo un mito creado por los progres para tomar el poder, pero la verdad es que el análisis más superficial de la cultura popular es suficiente para darnos cuenta de que los personajes heteronormativos han dominado históricamente las pantallas.
Para poner un ejemplo veamos a los protagonistas de los videojuegos, que parecen salir de una línea de ensamblaje de hombres blancos de mediana edad. Este cliché se ha vuelto tan predominante que la reciente filtración de que el próximo Grand Theft Auto podría ser protagonizado por una mujer ya ha generado toda una controversia en la comunidad gamer.
Pero también existen ejemplos de inclusión que han tenido resultados positivos y el mundo de la animación parece el más adelantado, con series modernas como The Owl House, Summercamp Island, Adora and The Princesses of Power y Craig of the Creek, entre muchas otras, han sido aclamadas unánimemente y al mismo tiempo han sido capaces de promover nuevos arquetipos progresistas de inclusión.
La hipocresía detrás del hate
Otro aspecto que no se puede dejar de lado es que existe una sensación de hipocresía dentro del movimiento contra la inclusión, pues nunca se les ve pronunciándose en contra de la práctica que tiene Hollywood de blanquear sus historias.
Y es obvio que nadie se va a expresar en contra de las producciones audiovisuales que representan a su propia demografía de manera positiva y dominante, por lo que la inclusión forzada se considera una corriente tradicionalmente de izquierdas y resulta natural que su impulso se encuentre directamente contrapuesto a los intereses del estatus quo, pues cualquier política que pueda estar dirigida al mejoramiento de las condiciones de la clases discriminadas siempre va a ser percibido como una disminución en la esfera de influencia de la clase alta.
Whitewashing, una bonita tradición que viene desde tiempos remotos
Y México no es ajeno a esta controversia, en especial siendo un país en el que el clasismo y el racismo son culturalmente aceptados. Baste con ver la programación de la televisión pública para darse cuenta de que la representación es predominantemente blanca y de clase media alta, cuando más del ochenta por ciento de la población es de tez morena y de condición socioeconómica baja. El no retratar a este amplio sector de la población contribuye a su invisibilización y consecuentemente a la inacción para mejorar sus condiciones de vida.
El futuro de la inclusión
Es imposible no notar que existe algo perverso en el hecho de que un personaje perteneciente a una minoría debe tener una razón justificada para aparecer en nuestras series y películas, mientras que el personaje blanco y cisgénero tiene el derecho automático de ser el protagonista.
Pero ¿Es justo decir que Netflix, Disney, Warner, Amazon y demás corporaciones solo hacen inclusión como un truco publicitario para vender más? Por supuesto que sí. La industria del entretenimiento se mueve exclusivamente con base en sus intereses económicos. Pero eso no significa que ellos estén auténticamente a favor de las minorías, menos aun cuando sabemos que sus dueños son viejos millonarios y racistas. Entonces, se podría decir que sus intereses económicos los fuerzan a ellos a ser inclusivos. ¿Y quién representa esos intereses? La sociedad, que es diversa y que hoy más que nunca exige ser representada.
En Mexiquito hasta nos enojamos doble si parece mexicano!!
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