Rompan Todo: Un documental a medias

Publicado por Vorágine en

La historia del Rock en América Latina… según Gustavo Santaolalla

Hablar de la historia de un género musical tan viejo y con tantas raíces como el Rock siempre tomará mucho tiempo de discusión y se volverá complejo tratar de ordenar y mencionar a aquellos héroes y momentos que pusieron las bases para que ese gigante pudiera caminar.

Reducir toda esa riqueza histórica a un solo país o parte de un continente, como es el caso de este documental, pudiera parecer una tarea más sencilla, pero no, no lo es.

Si de verdad quieres contar la historia del Rock en Latinoamérica se necesitan más de 6 episodios.  A menos, claro, que seas Gustavo Santaolalla y reduzcas todo a las bandas de tus amigos y a aquellas que ayudaste a producir, entonces sí, con esos 6 capítulos la armas.

Gustavo, ¿qué pasó?

Breve resumen

El primer episodio comienza con los actores principales que aparecerán a lo largo del programa dando una breve descripción de lo que para ellos significa el “Rock”. Tras una breve introducción de La Bamba y Ritchie Valens, se aterriza en México para contarnos lo que ocurrió en la época de los 60 con todas aquellas bandas y solistas pioneros, como los Teen Tops y Los Locos del Ritmo, quienes tomaban prestada la esencia de una canción original en inglés y la adaptaban para darle un toque latino a la letra. La influencia de estos personajes mexicanos en otros países del cono sur y la llegada de la Beatlemania y todo lo que implicó a nivel cultural y musical es como cierra esta primera parte.

El segundo episodio son los años 70. Una década marcada por represiones y dictaduras que se dieron lugar en múltiples naciones. Los movimientos estudiantiles y sociales que derivaron en el surgimiento de bandas con una mayor conciencia social y política y cuyas composiciones usaban esas experiencias como eje principal. Una generación con crítica y análisis, con música consciente y con un mensaje importante que dar al resto del mundo.

El tercero es una antesala a la década de los 80, con la llegada del movimiento punk a América y su posterior conversión y adaptación a algo completamente distinto que luego se conocería como “New Wave”. El capítulo bélico que atravesó Argentina en la Guerra de Las Malvinas y la repercusión no solo social y económica que tuvo en aquel país sino también cultural y musical con la prohibición de música en inglés y contenido anglo que dejó de ser transmitido y que sirvió como catalizador en aquel país para que comenzaran a ver la luz muchos personajes que marcarían el comienzo del ya famoso “Rock en tu Idioma”.

El cuarto capítulo es uno de los más ricos en cuanto a contenido, y no era para menos, pues se abordan de lleno los 80, una década históricamente importante para la música en español. Con la oleada de grupos argentinos como Miguel Mateos y Soda Estéreo. La llegada de los españoles de Radio Futura y Nacha Pop. Es el primer episodio donde se aborda Colombia, con Juanes y su pasado rockero, y los inicios de Aterciopelados. Y por supuesto, no podía faltar México con Maldita Vecindad.

Seguimos con los 90. La llegada de MTV Latinoamérica, y con ello una apertura mundial para que muchas bandas cruzaran fronteras y la popularidad de las que ya se cotizaban creciera aún más. Un mayor acercamiento a Chile, con Los Tres y Los Prisioneros. En Argentina, el éxito que alcanzaba Fito Páez y los Redondos, así como el nacimiento de Los Fabulosos Cadillacs y Babasónicos. En México surgen Café Tacuba y La Lupita.

Buenas bandas

Y para cerrar, la miniserie termina con el final de los 90, retratando el movimiento Zapatista y el papel que adoptó la música, aunque para ser sincero faltó carnita y muchas bandas que no fueron siquiera nombradas y que hicieron mucho más por ese movimiento que las que aparecen a cuadro. El comienzo de la famosa “Avanzada Regia” con grupos del norte que incluían a Control Machete y Plastilina Mosh.

A nivel Latinoamérica, Soda Estéreo se separaba y comenzaba la carrera solista de Cerati. La incursión de las computadoras para crear nuevos sonidos y un pequeño espacio dedicado a las mujeres que tuvieron su auge y otras que comenzaron a forjar su camino en esta época como Julieta Venegas o Mon Laferte, siendo Andrea (vocalista de Aterciopelados) el estandarte y ejemplo a seguir de todas ellas.

Qué me gustó, con qué me quedo y qué vale la pena

Me gustó la estructura que tiene. Ir paseando por cada una de las décadas es un acierto, te lleva de la mano en un orden cronológico y sumándole un contexto histórico con todos los movimientos sociales, políticos y culturales que se vivieron en los países protagonistas, nos da una cara que va más allá de la música. Esto nos permite conocer un poco de lo que tuvieron que atravesar todos los personajes que aparecieron en esos momentos, lo que vivieron y como repercutió en su arte.

¡Rockeras!

Me quedo con el material de archivo. Es bastante nutrido y relevante. Ilustrando de gran manera los momentos que se van narrando, yendo de los conciertos a las calles y viceversa. Las entrevistas, aunque algunas muy cortadas, tienen un toque de frescura e intimidad que permite escuchar de la propia voz de los protagonistas cómo vivieron todos aquellos momentos y las anécdotas que tienen guardadas, por lo cual es de verdad un material muy grato e incluso emocionante.

Si eres una persona que no conoce mucho de la historia de este género en nuestro continente o no estás muy empapado de bandas del cono sur o incluso de México, este documental te va a ayudar a que incursiones en varias de ellas. Se mencionan muchas agrupaciones, varias de ellas solo quedan en eso, en mención, pero si tomas nota y vas a buscarlas a Spotify o YouTube, te puedes llevar gratas sorpresas, y seguro que si ya conocías a los peces gordos que acaparan los reflectores, te sentirás más atraído y con un gusto por revisitarlos nuevamente y tal vez escuchar su música, ahora con otra perspectiva. Por esto vale la pena echarle un ojo.

Pioneros

Y ahora, lo que no me gustó

Comencemos con lo malo que es el título, “La historia del Rock en América Latina”. Todo va bien, hasta que te das cuenta que para los productores América Latina se reduce a México, Argentina y Chile. ¿Y luego? ¿Qué paso con el resto de los países? ¿No tienen bandas representativas? ¿No hay historias oscuras que contar? Bueno, pues la respuesta es que probablemente ninguna de esas bandas fueron tocadas por Gustavo y sus amigos o que simplemente les dio flojera ponerlas en su geografía.

Tristemente se ignora la escena musical de países importantes como Brasil. Hubiera sido interesante ver qué ocurría con un país cuya lengua no es el español sino el portugués y cómo influenciaron ritmos como la samba y la bossa nova en el rock y los géneros que se derivaron de éstos, hablar de Paralamas do Sucesso o de Sepultura. ¿Dónde queda Venezuela? Otro de los grandes ausentes que ha dado buenos grupos y que ¡vaya que ha sufrido los estragos de malos gobiernos, dictaduras y crisis económicas y sociales de terror! Perú, aunque bien representado con Los Saicos, nos deja queriendo saber que más hubo después de ellos, cómo evolucionó el rock andino. Y ni hablar de Panamá, Cuba, Costa Rica, Ecuador y un largo etcétera de naciones que quedaron en el olvido y que estoy seguro pudieron dar mucha tela y riqueza al programa y al espectador.

El punk nació en Perú

Colombia, si bien es cierto aparece en el mapa, se reduce a Aterciopelados y a Juanes, aunque de este último me gustó que hablara de sus orígenes, cuando hacía metal y música con contenido de protesta y que mencionara a varios de sus contemporáneos e influencias como Kraken, una de las bandas de metal más reconocidas y a la que desafortunadamente no se le da un espacio.  Lo mismo pasa con Uruguay, se menciona de pasadita al Cuarteto de Nos, La Vela Puerka y embarrados los No Te Va a Gustar, pero sin clavarse en la historia de ese país, ni en la de sus bandas.

México es una piedra angular en el desarrollo del rock en español y se le da la importancia al país como semillero, pero una vez más, muchas de estas semillas quedan solo en “menciones honorificas”. 

Todas esas grandes ausencias y omisiones se deben al factor “compadrazgo”. Pues como lo dije antes, tal parece que si Santaolalla no te produjo un disco o no eres su cuate, lo siento, pero no tienes cabida en su línea del tiempo ni en su geografía musical. Y ese amigos, es el gran problema de esta docuserie. No es objetiva.

Si la producción hubiese tenido un enfoque diferente, un enfoque meramente musical y con la firme intención de realmente contar la historia del Rock en Latinoamérica, créanme que hubiera dado para muchas y muchas más temporadas.

Seamos honestos, un 80 por ciento de las bandas que aparecen ahí son las que escuchas en todos lados y que son solo la punta del iceberg. Debajo de eso hay una riqueza aún mayor, no todo es rock pop, si escarbas vas a encontrar cosas increíbles de Garage, Punk, Ska, Surf, Blues, Metal, Psicodélicas. Propuestas musicales diferentes.

Y no, no me voy a clavar en criticar a las bandas que aparecen, ni voy a dar argumentos del por qué creo que deben o no formar parte de este material, porque al final, esa es la riqueza de este árbol musical, para todo hay gustos y todos tenemos una forma diferente de ver y entender la música.

Conclusión

Rompan Todo no es un mal producto. Es una buena propuesta, es enriquecedora y sobre todo polémica. Volvió a poner en boca de varios un género musical que por momentos parece olvidado y opacado por las nuevas corrientes musicales que llenan las estaciones de radio y las plataformas de streaming. Un gran acierto revivirlo y que se agradece bastante.

Si no lo has visto, hazlo. Y si ya lo hiciste, vuelve a verlo. Pero sea cual sea tu caso, te invito a que no te quedes solo con lo que te cuentan ahí, busca más de las bandas que aparecen, sumérgete en el resto de los países que faltaron, escucha a aquellas que se mencionan pero en las que no profundizan, vuelve a escuchar a las que ya conoces y enamórate nuevamente o ¿por qué no?, vuélvete más crítico con ellas. Escarba más sobre esa superficie y verás que te llevaras gratas sorpresas.

Por Adrián Martínez, encuéntrame en Instagram como adrits_mr.


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