REVIEW – Godzilla: King of the Monsters (2019)
Godzilla II: El rey de los monstruos (2019) es la secuela de Godzilla (2014), que a su vez fuera el reboot americanizado de la saga del famoso monstruo asiático, que no debe ser confundida con aquel bodrio de 1998 protagonizado por Matthew Broderick (aunque si algo tienen en común, es que ambas son bastante malitas).
En esta continuación, múltiples criaturas conocidas como titanes están despertando alrededor del mundo, por lo que una especie de corporación (científica, militar, política, trasnacional y varios etc.) llamada Monarch se da a la tarea de estudiar a dichas criaturas, y una de sus científicas, interpretada por Vera Farmiga (Lorraine Warren de El Conjuro), crea un aparato que emite ondas capaces de controlar el comportamiento de los titanes; sin embargo, un ecoterrorista interpretado por Charles Dance (Tywin, para los fanáticos de Game of Thrones), decide que debe liberar a los titanes para que destruyan el mundo a su antojo, ya que aparentemente ellos eran los dueños originales de la tierra y los humanos son una plaga o algo por el estilo. La verdad es que su motivación no queda muy clara, y muy pronto pasa a ser un personaje bastante secundario. La cosa es que Tywin secuestra a la científica y a su hija, interpretada por Mille Bobby Brown (la Eleven de Stranger Things, en lo que ya parece un crossover fuera de control). Y lo mejor es dejar hasta ahí la sinopsis porque en verdad, la película es un desastre narrativo.
Solo digamos que aparecen un montón de monstruos y proceden a pelear en diversas ciudades del mundo. Lo cual, en teoría, suena bien, si no fuera porque las peleas son cortas y aburridas, y encima de todo son interrumpidas hasta el hartazgo por una plétora de personajes insufribles que solo sirven para repetir obviedades hasta el cansancio y hacer bromas malísimas e infantiles. Todo lo anterior sería perdonable si por lo menos la peli fuera entretenida, pero por increíble que parezca, se las arreglaron para que un filme de peleas entre monstruos gigantes sea un festín de aburrimiento, ya que la película tiene una injustificadísima duración de más de 130 minutos, que se vuelven un tour de forcé para el espectador (¡yo tuve que verla en dos sesiones, porque estaba quedándome dormido!).
Si viste la película y te gustó, eso está bien, y seguramente esperarás con ansias la siguiente entrega del “MonsterVerse” de Legendary Pictures, en la que aparentemente se va a enfrentar Godzilla contra el mismísimo King Kong. Pero lo cierto es que este universo fílmico, a menos que tenga un cambio de 180° en la calidad de sus películas, está condenado a morir muy pronto. Y es que después de dos intentos fallidos, parece que Estados Unidos es incapaz de producir una buena película de Godzilla, por lo que si eres fan del kaiju asiático, te recomendamos que mejor veas la producción japonesa Shin Godzilla (2016), o los filmes animados que se encuentran disponibles en Netflix, ambas opciones infinitamente superiores.
Por Javier LR, un extraño al que puedes encontrar en Twitter e Instagram.
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