Dune. El sueño de Herbert, Lynch, Villeneuve y Jodorowsky
Como lo prometido es deuda el día de hoy vamos a hablar de Dune, obra creada por Frank Herbert en 1965, y para estar bien informados mencionaremos la novela original, sus dos adaptaciones al cine y como bonus, el mítico proyecto de Alejandro Jodorowsky que nunca vio la luz.
Dune (1984). La visión surrealista de David Lynch
La primera adaptación fílmica de Dune fue dirigida en 1984 por el famoso autor de culto David Lynch, y fue un proyecto que tenía el objetivo de ser “la Star Wars para adultos”.
Lynch ya había dado a conocer su estilo surrealista en 1977 con Eraserhead y después había demostrado que podía hacer cine comercial con la exitosa Elephant Man de 1980, por lo que había una alta expectativa por su versión de la ecléctica novela de Frank Herbert. Pero lamentablemente, Dune de 1984 fue considerada un desastre por la crítica y le fue fatal en taquilla.
La película te sumerge de inmediato en un universo situado diez mil años en el futuro, en el que la humanidad se ha extendido por el cosmos y es dominada por un nuevo tipo de feudalismo espacial, con una economía basada en la extracción de la droga conocida como Especia.
Este tipo de universos pueden ser atrayentes para muchos, pero no siempre son la mejor opción para el espectador promedio que va al cine para matar el rato. Y es que muchas de las críticas señalaban que la narrativa era confusa y difícil de comprender.
Pero aunque Dune puede parecer complicada al principio, lo cierto es que cuenta con todos los elementos necesarios para entenderla si se observa con atención y paciencia, algo que no pudieron hacer los espectadores de la época e incluso críticos como Roger Ebert.
David Lynch (centro), con Sting (izquierda) y Kyle Maclachlan (derecha)
Con una duración que 137 minutos, se nota de lejos que el material fuente era sumamente basto y debió ser muy condensado, por lo que no sorprende que Lynch tuviera la intensión original de filmar dos películas. Algo que por supuesto no pudo hacer y tuvo como resultado un segundo acto que se siente como si metieras la totalidad del El Regreso de Jedi en los últimos veinte minutos de El Imperio Contraataca. Y como siempre, esto fue producto de la intromisión de los productores, a tal grado que el propio Lynch terminó por desvincularse de la película.
En resumen, Dune de 1984 es una película ambiciosa pero fallida en su intento de capturar la grandeza que pretende. Pero sus intenciones artísticas son notorias y a pesar de las circunstancias es una sólida pieza de ciencia ficción con gran nivel técnico. Y dentro de todas las críticas, dice mucho que Frank Herbert haya aprobado el trabajo realizado por David Lynch.
¡Dune del '84 es perfecta porque tiene pugs espaciales!
Dune (1966). El universo de Frank Herbert
Ver previamente la película de Lynch facilita seguir la novela original que te sitúa en la génesis del conflicto sin dar mayor contexto al lector y más bien brindando piezas para ir armando el rompecabezas poco a poco.
Un aspecto muy importante de la novela de Herbert es la absoluta seriedad con que se aborda la narración. Se trata de una historia de aventuras épicas y batallas espaciales, pero aquí no vas a encontrar personajes de alivio cómico, enredos románticos o escenas vulgares.
Aquí no Jar Jar
Cada capítulo inicia con una críptica cita a sacada de registros históricos ficticios que se relacionan con la trama y los personajes. El protagonista es Paul Atreides, un noble heredero que debe enfrentar su destino al dejar su hogar para vivir en el planeta desértico Dune, cuando a su padre, el Conde Leto Atreides, le es otorgado el protectorado de dicho mundo en nombre del Emperador Shaddam IV, para disgusto del Barón Vladimir Harkonnen, quien pone en marcha un complot para destruir a los Atreides y tomar para sí mismo el control de Dune, que es la única fuente en el universo de la Especia, la sustancia más valiosa que existe y es necesaria para hacer posible el viaje interestelar.
Y ese es solamente el marco amplio de la historia, ya que en las casi mil páginas de Dune se nos presentan a docenas de personajes y facciones, como la nobleza de las casas Atreides y Harkonnen, los humanos con capacidades mentales superiores conocidos como Mentats, la orden de las Bene Gesserit compuesta por mujeres con habilidades sobrehumanas que tratan de cumplir una profecía por medio de un programa de control genético, el gremio espacial que se mueve en las sombras para asegurar el control de la Especia, así como la tribu de los Fremen, guerreros nómadas que luchan por proteger el desierto sagrado de Dune.
La novela desarrolla profundamente temas como la intriga política entre grupos de poder que luchan por el control de los recursos y los medios de producción, así como el imperialismo predatorio. También retrata los delicados mecanismos económicos que deciden el rumbo de la vida de millones de personas y pueden llevar a la destrucción de culturas y ecosistemas enteros.
Se trata de la extrapolación de temas muy vigentes hasta la actualidad en que seguimos viendo estallar conflictos alrededor del mundo por intereses de corporaciones y gobiernos inescrupulosos, así como el esfuerzo de unos cuantos que tratan de oponerse.
Dune también trata la espiritualidad del ser humano, haciendo alegoría de supuestos doctrinales como el mesianismo, la iluminación y la guerra santa, con una gran influencia de la cultura árabe del medio oriente y otros importantes sistemas de fe como el Islam, el Cristianismo y el Hinduismo. Estas disertaciones filosóficas se desarrollan entre personajes que defienden su sistema de valores utilizando la razón o la fuerza, según se requiera.
Frank Herbert
La magnitud de la novela hace difícil la posibilidad de reducirla a una película de duración promedio, por lo que no es sorpresa que la versión de 1984 tuviera un primer corte que duraba aproximadamente cuatro horas, algo inconcebible para los productores y que dio como resultado el manoseo ya mencionado.
Dune parece una historia más adecuada para una serie al estilo Game of Thrones, obra con la que a posteriori tiene más similitud que con otras sagas como Star Wars o El Señor de los Anillos. Y a pesar de esto, es encomiable la fidelidad de la adaptación de David Lynch, que sufre por ser apresurada pero se las arregla para mantener la mayoría de los aspectos relevantes de la novela. Solo queda suspirar por la versión que pudimos haber visto si su visión hubiera sido respetada.
Dune (2021). La oportunidad de Denis Villeneuve
En el nuevo milenio se volvió considerar la idea de adaptar Dune como una superproducción para la pantalla grande, debido en parte al buen recibimiento que tuvo la serie de televisión de Sci-Fi Channel del año 2000, pero sobre todo por el avance en los efectos digitales que podrían hacer realidad el universo creado por Frank Herbert.
La producción estuvo en el infierno del desarrollo durante varios años pero finalmente en 2017 comenzó la filmación encabezada por Denis Villenueve, misma que ya se puede ver en la plataforma de streaming HBO+.
Lo primero que salta a la vista es la calidad en la fotografía de esta película, con algunos tonos saturados y otros opacos que transmiten un sentimiento opresivo. Los efectos especiales rayan en el fotorealismo y su cast estelar que trae a la vida a los personajes icónicos de Dune.
En esta ocasión Timothee Chamalet interpreta a Paul, logrando perfectamente esa transición de niño prodigio a caudillo revolucionario, algo que no consiguió del todo Kyle Mclachlan en la del '84. Igualmente resalta Oscar Isaac como Leto, dándole mayor brillo a este trágico personaje. A Rebecca Ferguson la recordamos por el papelazo de Rose the Hat en Doctor Sleep (2019), y aquí interpreta de forma hipnótica a Lady Jessica, la Benne Geserit que trata de cumplir la profecía por medio de su hijo Paul.
El cast principal se completa con Stellan Skarsgård como el Barón Harkonnen, uno de esos villanos repulsivos que no puedes dejar de ver. Este personaje es sin duda el más impactante desde la novela original y en su versión de 1984 interpretada por Kenneth McMillan también es un éxito total. En pocas palabras, el Barón se roba el espectáculo en cualquier versión de Dune.
Los personajes secundarios son interpretados eficientemente por actores como Josh Brolin como el jefe de armas de la casa Atreides, Javier Bardem como el líder de los Fremen y Zendaya como el futuro interés romántico de Paul. Mención especial merece el cast de Sharon Duncan-Brewster como Liet Keynes, decisión que implica el cambio de género para este personaje y aporta mayor diversidad a la película.
Y Jason Momoa, que solo sabe interpretar a Jason Momoa
La historia se presenta de manera solemne y de nueva cuenta muy apegada al libro, pero aquí solo abarca un poco más de la mitad de este, lo que ayuda a que el ritmo no sea tan frenético, aunque con la desventaja de que el final se siente abrupto e inconcluso. Afortunadamente, ya se confirmó que habrá continuación, por lo que nos frotamos las manos.
En conclusión, Dune de 2021 es la adaptación definitiva para el purista de la saga, al ser extremadamente respetuosa de la novela original e incluso elegir sabiamente a la hora de hacer cambios y descartar aspectos mínimos que no eran relevantes para la película. Al igual que la versión de Lynch, no es una película ligera, por lo que no necesariamente será disfrutable para todos los espectadores.
Denis Villeneuve y Zendaya
Dune (1975). El sueño de Alejandro Jodorowsky
La novela de Dune tuvo éxito inmediato, por lo que a principios de los setenta ya se hablaba de su adaptación cinematográfica, proyecto que cayó en manos del multifacético artista Alejandro Jodorowsky, quien tenía los ojos del mundo puestos en él gracias a sus impactantes películas El Topo (1970) y La Montaña Sagrada (1973).
En 1975 Jodorowsky se alió con el productor Jean- Paul Gibón para dirigir Dune, que se planeó como una película de diez horas de duración y con un ensamble de artistas sin igual.
Además de la participación del propio hijo de Jodorowsky como Paul Atreides, el cast contaba con Salvador Dalí como el Emperador Shaddam IV, Amanda Lear como la Princesa Irulan, Orson Welles como el Barón Harkonnen, David Carradine como el Duke Leto, Jeraldine Chaplin como Lady Jessica y hasta Mick Jagger como Feyd-Rautha Harkonnen, el sobrino del Barón que curiosamente sí sería interpretado por una estrella de rock años después, en este caso por Sting.
La película iba a contar con la música de Pink Floyd y Magma, entre otros. Los efectos especiales serían realizados por Dan O’Bannon y el arte estaba a cargo del británico Chris Foss, el enorme ilustrador francés Moebius, así como un joven H.R. Giger, quien poco después (junto con O’Bannon) saltaría a la fama fílmica con la saga de Alien.
Sin embargo, todo indica que la ambición artística de Jodorowsky aunada a su falta de mesura a la hora de gastar los fondos disponibles hicieron que el costo del proyecto rápidamente se disparara a la estratosfera, lo que significó el retiro de los inversionistas y la cancelación del proyecto, cuando la preproducción se encontraba sumamente avanzada.
Hoy en día la Duna de Jodorowsky es toda una leyenda en los círculos cinéfilos, habiendo quienes afirman que es la mejor película jamás filmada, e incluso que el éxito de Star Wars era el que estaba destinado a Dune. Se trata de opiniones discutibles, pero es innegable que parecía haber grandeza en el proyecto de Jodorowsky.
Si quieres saber más al respecto puedes ver Jodorowky’s Dune, documental del 2013 en el que se puede ver más de cerca que Jodorowsky tenía la intensión de reinventar la novela más que de adaptarla, para imprimir su propia visión de un viaje metafísico, psicodélico y explícitamente sexualizado, que sin duda habría sido una moneda al aire.
Caminando sobre Dunas
El universo creado por Frank Herbert cuenta con cinco secuelas realizadas por el propio autor (Dune Messiah, Children of Dune, God Emperor of Dune, Heretics of Dune, and Chapterhouse: Dune), así como más de una veintena de obras adicionales escritas por su hijo Brian Herbert en colaboración con el veterano de la ciencia ficción Kevin J. Anderson, quien además es uno de los autores más prolíficos del universo Star Wars.
Y es que siempre será innegable la influencia de Dune en Star Wars, así como Dune en su momento tuvo que agradecer a otras obras como la saga de la Fundación, de Isaac Asimov. Cada una de estas, a su manera, son piedras angulares en este subgénero de la fantasía y la ciencia ficción que a muchos nos fascina y nos hace soñar.
Así que por ahora solo nos queda seguir disfrutando de los clásicos y esperar la llegada del próximo Lucas, Asimov o Herbert.
Tolkien did NOT like Frank Herbert's Dune! pic.twitter.com/ec1Ckq4vZK
— Secrets of Dune | Ralí (@SecretsOfDune) February 16, 2020
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