Do the Right Thing (1989). Violencia urbana, racismo y brutalidad policiaca
Nota: En este artículo abordamos temas relacionados con películas, series y otros medios, y aunque evitamos ser explícitos en los giros argumentales de las tramas, pueden existir ligeros spoilers.
La voz de Spike Lee
Do the Right Thing fue el tercer filme de Spike Lee, uno de los cineastas más celebrados de Estados Unidos, en especial por su tenaz voz en el tema del racismo que existe en ese país. Su película ganó la Palma de Oro en Cannes y ha sido considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa” para ser incluida en la Librería del Congreso.
La historia gira en torno a varios personajes que habitan en un barrio urbano marginal mayormente afroamericano de Nueva York y muestra sus interacciones diarias mientras tratan de subsistir en un ambiente de tensión racial, que aumenta hasta el punto de ebullición en medio de una ola de calor que azota la ciudad.
Mookie, interpretado por el propio Lee, es el personaje principal y padre primerizo que se gana la vida como repartidor de la pizzería de Sal, un italoamericano cuyo negocio ha prosperado en “barrio ajeno”. También conocemos a otros personajes variopintos, como Pino, el hostil hijo de Sal, o los radicales Buggin’ Out y Radio Raheem, así como un viejo alcohólico pero bienintencionado conocido únicamente como “El Alcalde”, quien actúa como una especie de brújula moral y pronuncia la frase que da nombre a la película.
El climax se inspira ligeramente en un incidente real ocurrido en 1986, cuando el afroamericano Michael Griffith fue perseguido y asesinado durante un ataque racial, de donde se parte para retratar un telón urbano teñido por el odio. Sin embargo, es importante señalar que la cinematografía de Lee no es exactamente realista, sino que tiene un efecto estilizado con enfoques inclinados, personajes caricaturescos y rompimientos de la cuarta pared que por momentos asemejan la experiencia a la de estar viendo una obra de teatro.
Jean Griffith Sandford, quien trabaja para el Abogado de Distrito Charles Hynes, sostiene la foto de su hijo Michael Griffith, asesinado hace 20 años en Howars Beach, Queens.
Spike Lee creció en un típico vecindario negro de Nueva York, lo que lo legitima para escribir esta historia en la que muestra la frustración de sus habitantes ante lo que consideran una progresiva invasión por parte de otros grupos minoritarios, como latinos, asiáticos e italoamericanos, así como de personas blancas privilegiadas que comienzan con la gentrificación que hoy en día ha ocasionado grandes problemas para la gente más pobre de la urbe.
Desde su estreno y hasta el día de hoy, a más de treinta años de distancia, el cuestionamiento más debatido de Do the Right Thing es si Mookie hizo lo correcto al incitar los disturbios tras el asesinato perpetrado por la policía. Al respecto se han pronunciado muchos, algunos diciendo que la violencia nunca está justificada, mientras que otros aseguran que hay un momento en que la rebelión es el único camino. Pero lo más interesante proviene del propio Lee, quien ha declarado que el final es intencionalmente ambiguo y tiene como objetivo desatar el debate respecto a la opresión y la discriminación, afirmando que hoy en día solo las personas blancas piensan que las acciones del protagonista no tienen sentido.
Y es que no podemos ignorar que cada vez que escuchamos a Lee hablar sobre racismo y represión notamos en sus palabras una especie de ira contenida que lo ha llevado a afirmar que se siente más cerca de la postura radical de Malcom X que de la filosofía de hermandad y entendimiento predicada por Martin Luther King Jr.
Racismo en Estados Unidos
Obviamente, la constante temática de la filmografía de Lee es el racismo sistémico del cual son víctima no solo los afroamericanos, si no todas las minorías que habitan en Estados Unidos, un problema que hoy sigue al rojo vivo en el país más multicultural del planeta. Sin embargo, el racismo es un tema bastante complejo y amplio, pues se presenta de distintas maneras en múltiples lugares y momentos históricos, al grado de que incluso llega a presentarse entre miembros de un mismo grupo étnico, con infames capítulos como el del genocidio que tuvo lugar en Ruanda a mediados de los noventa. Es por eso que para mejor entendimiento nos concentraremos únicamente en el escenario planteado en Do the Right Thing.
El racismo es probablemente el mayor conflicto de los Estados Unidos del siglo XX y se ha mantenido ya bien entrado el XXI, con una dinámica social cada vez más compleja y difícil de predecir, pues al mismo tiempo que vemos voluntad política y progreso en temas de igualdad, también vemos la creciente radicalización de las facciones en pugna y una especie de resurgimiento del conservadurismo blanco que culminó con el mandato presidencial de Donald Trump, un personaje abiertamente discriminador cuyo discurso ha reencendido el fuego del supremacismo blanco.
Donald Trump, 45° Presidente de los Estados Unidos de América
Spike Lee menciona que al escribir Do the Rigth Thing estaba utilizando una bola mágica, pues muy pocos años después sucedieron los disturbios de Los Ángeles en 1992, a raíz de la paliza que recibió el afroamericano Rodney King a manos de la policía. Y son las mismas corporaciones policiacas las que hasta el día de hoy han continuado asesinando injustificadamente a personas de color en Estados Unidos, como en los terribles casos de Eric Garner, Breonna Taylor y George Floyd, por solo mencionar un puñado de los más sonados de la década pasada. Y aunque es cierto que estos episodios impactan cada vez más a nivel mundial, la realidad es que se trata de hechos que siempre han estado ahí.
En este escenario no puede ser sorpresa para nadie el crecimiento de la inconformidad social y el fortalecimiento de movimientos como Black Lives Matter, paralelo al endurecimiento de quienes ya de por sí estaban en contra de la igualdad de derechos, en una confrontación cada vez más franca.
Todo esto resulta paradójico en una era en la que se pregona el avance de las ciencias y tecnologías como el fin de la ignorancia, y más aún en el país que se abandera a sí mismo como el faro de la libertad y la diversidad. Incluso se ha llegado al punto en el que las minorías se discriminan a sí mismas. Afroamericanos, latinos, asiáticos, árabes, etc. todos luchando entre ellos mismos, para beneficio de una clase predominantemente blanca, algo que es imposible negar a la luz de la razón y la memoria histórica.
Racismo y clasismo en México y Latinoamérica
Y no podemos pensar que en México y otros países latinoamericanos no se replica este fenómeno tan complejo y consternador, pues hoy más que nunca parece que estamos en medio de una lucha social entre una clase media baja, una clase urbana marginal, las comunidades indígenas y hasta las personas centroamericanas, quienes ante la crisis migratoria se han convertido en el blanco favorito del hostigamiento en redes. Y aunque no se trata de un grupo racial, hoy en día existe ya una enorme polarización en torno a los movimientos feministas, por lo que la efervescencia parece estar en un nivel máximo del que ni siquiera se salva la cúpula privilegiada que acapara la mayor parte de la riqueza del país y a quienes a manera de burla se les llama “whitexicans”, un neologismo de reclamo con una connotación indudablemente racial.
Y el problema del racismo es que tiene un efecto en cascada que inicia con el despojo a las minorías más vulnerables que los relega a la miseria, y esto a su vez genera un justificado resentimiento contra aquellos que se perciben como favorecidos de esta desigualdad, que a la larga se convierte en odio y rebelión.
Aun cuando hay algunas personas que afirman que el racismo es cosa del pasado o que (incompresiblemente) continúan negando la existencia de algo que es tan claro como el agua, lo cierto es que, ante los escenarios que vivimos día a día y que observamos en los medios de comunicación, resulta evidente que el racismo es un problema real y muy vigente.
Es ante esta creciente agitación social que nos preguntamos si es posible lograr un cambio de manera pacífica: ¿Alguna vez el abusador ha dejado de abusar cuando alguien se lo pide amablemente? ¿Alguna vez el poderoso ha renunciado a sus privilegios cuándo se lo piden por favor?
Movimientos sociales contra el racismo y la discriminación
Aunque mucha gente considera a Black Lives Matter como un movimiento radical, la realidad es que si lo comparamos a la mayoría de los movimientos revolucionarios de la historia se trata de una corriente de reproche enérgico pero que se mantiene dentro de los estándares de la civilidad. Incluso resulta interesante que una de sus propuestas sea retirar fondos a las corporaciones policiacas (que siempre son exorbitantes) y destinarlos a programas para el saneamiento del tejido social y así resolver las causas de problema en lugar de atacar sus consecuencias. Algo así como atacar a la enfermedad y no al síntoma. Y esa es una política que también resuena en nuestro México, en donde nos hemos acostumbrado por décadas al discurso de la guerra contra la delincuencia y no en contra de las causas que generan la delincuencia.
También es necesario señalar que dentro de esta aparente batalla de clases en la que estamos inmersos, muchos de los involucrados en ambos bandos podrían considerarse víctimas de las circunstancias en las que nos han colocado, pues incluso las corporaciones policiacas y militares (sobre todo en Latinoamérica) están compuestas por personas igual de necesitadas, pero a quienes han adoctrinado para agredir y dañar a sus propios congéneres. Y se trata de un perverso ajedrez jugado por unos cuantos que aparentemente se encuentran muy lejos del tablero.
Así las cosas, si alguna vez has sentido que te encuentras en alguno de los dos lados de la moneda, no te sientas culpable ni te sientas obligado a aferrarte a una opinión o posición que hayas tenido, pues todos tenemos derecho de modificar nuestras conductas y valores para mejorar el mundo y nuestra propia vida.
El poder del cine
Habiendo hablado de todo lo anterior a raíz del mensaje que propone Do the Right Thing, queda muy claro que el cine es una herramienta poderosa que nos permite mandar mensajes y establecer posturas concretas. No se podría decir que esta película de Spike Lee sea perfecta en términos de técnica cinematográfica pura, pero en cuanto a su objetivo de desatar el dialogo sobre a la violencia y el racismo, sin duda lo consigue plenamente pues hasta el día de hoy se siente vigente ante el sostenido descontento social que existe en Estados Unidos.
Pero ese poder del cine se puede blandir por ambos bandos. Recordemos que Birth of a Nation fue la película que revivió al nefasto Ku Kux Klan, esa organización que muchos piensan que solo es un cuento antiguo para asustar a los niños, pero que en realidad se trata de un ente que hoy en día perdura y continúa trabajando en su nefasta agenda supremacista.
The Birth of a Nation (1915)
Y por supuesto que el KKK también ha sido referenciado en el cine de Lee, como fue en el caso de su más reciente y multilaureado filme, Blakkklansman, la cual incluso recibió un premio Oscar, en lo que parece más otra de esas calculadas movidas de la Academia para aparentar ser una organización incluyente, como hicieron cuando premiaron a The Green Book y Crash, dos filmes muy sobrevalorados que se supone son progresistas pero que en realidad contienen una lectura más bien racista. Y aunque Blakkklansman no cae en la categoría de estas últimas, sí es claro que expresa una postura mucho más moderada y complaciente por parte de Spike Lee, incluso llegando a parecer una apología de la policía.
Y es que a la hora de condenar a la policía, lamentablemente Do the Right Thing también se queda un poco corta. En lugar de eso, Lee pretende condenar a todos los involucrados en la violencia, mostrando un escenario en el que nadie parece inocente. Algo que también debería aplicar el director para sí mismo, si es que son verdad los alegatos de la actriz Rosie Perez, quien llegó a manifestar que se sintió coercionada y abusada por él para filmar escenas subidas de tono a las que no había accedido inicialmente.
En fin, la historia del cine y su relación con el racismo es complicada y a veces difícil de interpretar, y nos lleva a escenarios como el que recientemente vimos alrededor de Lo que el viento se llevó, película que es erróneamente castigada por retratar un periodo histórico de manera precisa, mientras que se ignoran los verdaderos actos racistas que se relacionaron con ella, como el infame trato que le dio la Academia a la actriz Hattie McDaniel. Pero bueno, si algo puedo decir a manera de cierre respecto a Do the Right Thing es que por lo menos es mil veces mejor que Boyz’n the Hood. Esa sí está muy sobrevaluada. Y también está en la Librería del Congreso.
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