Barton Fink. El mundo de la mente vs el cine corporativo

Publicado por Vorágine en

Este artículo es un análisis temático y de contenido de la película Barton Fink.

Los hermanos Coen son de ese tipo de directores que tienen un estilo demasiado propio y Barton Fink es una película extremadamente “Coen”. En ella seguimos al personaje epónimo del título, un escritor de teatro de los años cuarenta que se muda a Hollywood para escribir guiones pero termina enfrentándose a una experiencia surrealista en la que se topa con productores inescrupulosos y un peculiar vecino de habitación, mientras lucha con un bloqueo que le impide avanzar en su primer guion cinematográfico. Este film fue estrenado en 1991 y recibió todos los aplausos de la crítica, llevándose incluso tres premios principales del festival de Cannes, aunque fue un fracaso de taquilla, lo cual no es de sorprender pues es una película poco convencional para el público masivo y sus temas a priori se sienten muy intelectualoides y pedantes.

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“No nos importan los premios” -frase (probablemente) real de los hermanos Coen

Barton Fink aparenta ser alguien muy reservado, pero en realidad es un personaje que tiene un enorme ego y lo único que le interesa es ser reconocido como un ser intelectualmente superior, y para eso se vale de un discurso en el que afirma ser la voz del “hombre común”, lo que contrasta con su comportamiento condescendiente hacia Charlie Meadows, su vecino de habitación, que es la viva personificación del “hombre común”. Por eso es bastante divertido cuando las pretensiones intelectuales de Fink chocan con pared al conocer a su nuevo empleador, Jack Lipnick, un caricaturesco personaje que únicamente está interesado en crear productos comerciales y tiene cero interés por el arte, al igual que los productores reales de Hollywood en los que está inspirado. Otro desengaño llega cuando Fink se topa con el legendario escritor W.P. Mayhew (claramente inspirado en William Faulkner), quien en realidad resulta ser un pendenciero, alcohólico y decadente pseudo-intelectual, cuyas obras en realidad son escritas por su secretaria.

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-Quiere un poco de lubricante social señor Fink?

Pero la relación más interesante de la película es sin duda la que tiene Fink con Charlie, quien dice ser un simple vendedor de seguros excesivamente amistoso, pero tiene un aura amenazadora que crea un ambiente de tensión en cada escena que comparten. Estos personajes son perfectas antítesis uno del otro, hasta que Charlie se convierten en una especie de alter ego de Fink y se descubre que hay mucho más de lo que parece detrás de este “hombre común”.

Los temas y alegorías de la película son bastante variados, como el hotel en el que se hospeda Barton Fink, un lugar viejo y opresivo que se transforma gradualmente en un infierno dantesco. Además hay varias alusiones al nazismo, desde los nombres italiano y alemán de los detectives que culpan a Fink de los crímenes de Charlie hasta el críptico Heil Hitler que se avienta Charlie en la mejor escena de la película.

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-Yo te mostraré el mundo de la mente!!

Pero sin duda el tema central es la necesaria yuxtaposición entre una obra que es al mismo tiempo una obra de arte y un objeto de comercio, lo cual se ilustra con los convencionalismos hollywoodenses que le exigen a Fink, como agregar un interés romántico en su guion. El protagonista se ve esclavizado por un sistema económico que es inseparable del campo del arte, en una relación simbiótica de condicionamiento que se remonta desde el tiempo de los grandes artistas de la antigüedad hasta la época actual (solo basta ver las rabietas del venerable Martin Scorsese al respecto).

En conclusión, Barton Fink es aparentemente una película aburrida o muy snob, pero en realidad es  sorprendentemente graciosa, surrealista, llena de simbolismos y cuenta con un final tan ambiguo que se presta maravillosamente para realizar teorías, especulaciones e interpretaciones.

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BARTON FINK (1991), escrita y dirigida por Joel e Ethan Coen.

Protagonistas: John Turturro, John Goodman, Judy Davis, Michael Lerner, John Mahoney, Jon Polito.

Por Javier LR, un extraño al que puedes encontrar en Twitter e Instagram.

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