“Perdí mi cuerpo” de Jérémy Clapin. Los sueños perdidos de un músico astronauta

Publicado por Vorágine en

Memoria nostálgica

El tacto, un sentido que percibimos en todo momento pero en el que reparamos poco, nos guía a través de este relato de emociones viscerales y escenarios surrealistas.

Si creías que el personaje “dedos” de la Familia Addams era la única mano con personalidad propia y que dicha característica solo es creíble en el mundo de la comedia, este filme francés te demostrará lo contrario, pues se trata de un drama contado desde la perspectiva de una mano cercenada que emprende un largo viaje para reencontrarse con Naoufel, su cuerpo.

Lirismo visual

No sorprende que esta peculiar historia provenga de la imaginación del guionista de “Amélie”, Guillaume Laurant, pues está basada en su libro “Happy Hand” publicado en 2006. Laurant también colaboró en la elaboración del guion para “J’ai perdu mon corps” (Perdí mi cuerpo), ópera prima del director Jérémy Clapin, cuya visión consiguió acentuar los elementos existencialistas que le otorgan la efervescencia a la narración.

La animación de la película tiene un estilo de dibujo hecho a mano que se aleja de las recientes producciones del género. Los trazos sencillos y sutiles embellecen cada fotograma y nos trasladan a un universo onírico en donde se desarrolla la metáfora de la búsqueda de plenitud del ser humano. Una cinta bien lograda, emotiva y atrayente.

"Je suis lá" (Estoy aquí)

La trama

Una mano amputada despierta de la inconsciencia en una bolsa de plástico dentro de un frigorífico. Débil y dolorida, escapa de su prisión para hallar a Naoufel, el joven que de niño soñaba con ser pianista y astronauta, y a quien hasta hace poco se hallaba unida.

En su travesía por París, la fina sensibilidad de la mano marcará los saltos en el tiempo que conducen al espectador hacia la infancia de Naoufel, visiones grises de un pequeño feliz, curioso, cobijado por el amor de sus padres.

Encontrarse a sí mismo es un viaje sin retorno

Los recuerdos de la mano adquieren color cuando nos presenta a un joven Naoufel torpe y amargado por la pérdida de una vida añorada. Sus deseos de convertirse en pianista y astronauta fueron relegados y en su lugar desempeña el oficio de repartidor de pizza, sin mucho talento. Enseguida aparece Gabrielle, la bibliotecaria por la que Naoufel pierde algo más que la cabeza.

La madurez del protagonista se completa durante la odisea de la mano arrebatada. La liberación del apego emocional emerge tras aceptar el dolor, el sentimiento de culpa y la responsabilidad de ocuparse de sí mismo.

¿Qué hace tan especial a esta animación?

La temática está tan bien aterrizada que es difícil no sentir empatía con la mano derecha de Naoufel y sus peripecias, anhelos y nostalgias.

De alguna forma, la personificación de la mano consigue mostrar la evolución psíquica del individuo y la introspección por la que atraviesa representa la analogía del viaje.

Un introvertido no hace amigos

La cinta fue presentada en la Semana de la Crítica del Festival de cine de Cannes 2019, donde ganó el Nespresso Grand Prize, un logro excepcional, pues es el primer filme animado en conseguir tan codiciado premio. Además está nominada a los premios Goya en la categoría de Mejor Película Animada y cuenta con diversas nominaciones y premiaciones más.

La música es obra del cantautor francés Dan Levy, miembro de la agrupación The Dø, la cual complementa el magnetismo de la cinta y cuyo trabajo le valió el premio a Mejor Música en el Sitges Film Festival.

Si aún no la has visto, ¡corre a verla! Y después regresa para compartirnos tus comentarios.

Por Patricia Munguía Correa, ¡síguela en twitter!

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