INSULTAR DE BROMA. Cuando la comedia rebasa el límite.
Después de hacer una broma de mal gusto, Arthur Fleck le reclama al público que lo abuchea diciendo “Ustedes definen que es gracioso y que no es gracioso, de la misma manera que definen lo que es bueno y lo que es malo”.
Aunque sabemos que la comedia es subjetiva, Arthur Fleck parecería decirnos que solo nos reímos de lo que nos han enseñado que es gracioso. En realidad, el sentido del humor de la gente es variado, y mientras que algunos se divierten ridiculizando a otros, hay quienes prefieren un humor más creativo y diferente. Lo que es indudable es que una broma deja de ser graciosa cuando tienes que explicarla, pero aún así, en estas líneas trataremos de describir esa extraña actualidad en la que se encuentra la comedia y la delgada línea entre lo gracioso y lo ofensivo.
En México tenemos la costumbre de bromear en momentos inoportunos y respecto a temas inadecuados, solo basta entrar a facebook para ver múltiples memes que no perdonan ni siquiera los eventos más trágicos como temblores y masacres. Muchos dicen que solo se trata del humor negro que nos caracteriza y que en realidad no se hace con malicia, sino solo para divertirse un poco. Aún cuando esa diversión venga a costa del dolor de otros.
El dilema es complejo y encierra muchas interrogantes: ¿Un insulto se justifica si es gracioso? ¿Es sano reírnos de lo que nos aflige? ¿La libertad de expresión se ve afecta por la gente que se ofende de todo? ¿Hay temas prohibidos para la comedia? Analicemos las dos posturas aparentes, los que están a favor del humor sin límites, y los que afirman que hay cosas con las que no se debe bromear.
En el primer caso, lo que nos viene a la mente es ese compañero del trabajo o el colegio que se considera comediante, y a menudo hace bromas que consisten principalmente en burlarse de los demás por cuestiones como su aspecto físico o su forma de hablar, o hasta por cosas más personales como el tono de la piel o la situación socioeconómica. Hoy la burla puede que te toque a ti, pero mañana le toca a otro. Todos se ríen y la vida continúa. Sin embargo, nunca falta la persona que se ofende por uno de esos chascarrillos, a lo cual todos le decimos frases como “Relajate”, “Es solo una broma” o “Aprende a reírte de ti mismo”.
Hay comediantes profesionales que llevan este concepto aún más lejos y algunos de sus tópicos favoritos son la religión, la política y las preferencias sexuales. Nadie se salva en su repertorio humorístico. Algunos han critican a estas formas de “comedia extrema”, como la del famoso estandupero Platanito o youtubers como Escorpión Dorado o incluso de crudas pero divertidísimas series de televisión como South Park. A todos estos se les ha juzgado por hacer bromas sobre de mal gusto sobre temas sensibles, sin embargo, quienes los defienden argumentan que ese es el producto que ellos ofrecen y si te incomodan puedes simplemente no consumirlos y dejar en paz a los millones que sí disfrutan con su humor.
El legendario George Carlin, cuyos videos se han vuelto virales recientemente, hizo un arte de la comedia incomoda, pero que entrañaba grandes ideas y reflexiones sobre lo absurdo de nuestro mundo moderno. En su momento, Carlin afirmó que las personas que se escandalizaban y pretendían acallar su voz, estaban ejerciendo una censura y un atentado contra la libertad de expresión.
Hoy en día, parecería que estamos rodeados por una generación de cristal, los famosos millenials que se ofenden de todo. Y qué decir de las feministas que no se pueden reír una simple bromita o de los llamados Social Justice Warrios, esas hordas de personas que se la pasan lloriqueando en las redes sociales y cuya presión puede hacer que alguien pierda su trabajo por el simple pecado de hacer una broma en twitter.
Habiendo dicho lo anterior, veamos que dicen todos esos aburridos y llorones que no aguantan nada.
Algunos consideran que esas corrientes humorísticas que basan su éxito en ridiculizar a otros pueden tener motivos ocultos para decidir de quienes se burlan. Entre los más populares youtubers, varios tienen posturas políticas que se vuelven evidentes cuando notamos que principalmente se burlan de todo aquello que suene a causa social, como las feministas, los políticos de izquierda o los luchadores sociales. Paradójicamente, el propio George Carlin quien defendió la libertad de expresión, también criticó a los comediantes que se burlaban de las minorías y de los grupos vulnerables, diciendo que el humor debería de ir desde los oprimidos hacia los opulentos y no al revés. Muchos dicen que la gente de antes no se ofendía por todo, pero tal vez no se dan cuenta de que en realidad la gente de antes no tenía una voz ni un foro para poder expresar su descontento.
Este tipo de humor crudo también ha sido criticado porque se dice que al burlarnos de “cosas serias”, estamos trivializando temas importantes como la violencia, la discriminación, el abuso sexual, las enfermedades mentales y la pobreza extrema. La cultura de la violación, que se basa en culpar a la propia víctima, tiene un gran aliado en este tipo de humor.
Otra crítica común en contra de los que basan sus rutinas cómicas en insultar a las personas es que se trata de un humor muy simple y poco imaginativo, que consiste únicamente en humillar, mientras que, en cambio, realizar humor blanco resulta más complicado. Algunos de los exponentes más conocidos de este humor blanco son grandes cómicos como Charlie Chaplin y Groucho Marx en Estados Unidos, o el mexicano Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, quien es probablemente el más popular humorista latinoamericano de la historia. En contraste, el problema de muchas series televisivas modernas para adultos, es que basan todo su humor en violencia o vulgaridades, como lo es Padre de Familia, la serie de Seth Mcfarlane que ha sido duramente criticada por su falta de calidad y creatividad pero que ha conseguido seguir siendo popular gracias a su “humor cruel”.
Finalmente, cabe mencionar que muchas de esas personas que gustan del humor humillante y ofensivo normalmente están felices mientras sean ellos los que hacen las bromas y reciban los aplausos, sin embargo, cuando alguien los crítica o peor aún, se burla de ellos, a menudo reaccionan con igual o mayor nivel de enojo, como ha pasado cuando los internautas se unen para atacar y burlarse de comediantes famosos, como le pasó a Víctor Trujillo “Brozo”. Obviamente, a este tipo de comediantes no les gustan demasiado las redes sociales, porque son plataformas que dan voz a quienes no la tenían, por lo que resulta hipócrita que defiendan su propia libertad de expresión a capa y espada, pero estén en contra de la de otros.
Como podemos ver, el humor es cosa seria, ya que transmite mensajes, genera ideas y discusiones e influye en la forma de pensar que tienen las sociedades, por lo que no debemos tomarla a la ligera. Además, la risa es una medicina que nutre y cura el cuerpo y el alma. Pero es necesario comprender que existe la risa malsana y es aquella que daña a otros. Pero la pregunta es ¿En qué momento una broma llega demasiado lejos? como podemos darnos cuenta, la respuesta no es sencilla y existen argumentos válidos para ambas posturas.
¿Existe menos libertad de expresión el día de hoy que antes? Tomando en cuenta que estamos hablamos del contexto occidental, la realidad es que cada vez existe mayor libertad de expresión, ya que aunque hoy puedes ser criticado por realizar expresiones racistas o machistas, también puedes hablar y bromear con toda libertad de tópicos como política o religión, cuando en otros tiempos eso era impensable, pues podías ser blanco de persecuciones y hasta encarcelamiento. Además, las nuevas formas de comunicación han democratizado el libre acceso y transmisión de ideas, cuando antes solo tenían voz quienes controlaban los medios de comunicación tradicionales. Sin esa libertad, grandes películas de comedia como La Vida de Bryan, que parodia la vida de Jesucristo, habrían sido motivo suficiente para llevar a sus creadores a la hoguera.
Es cierto que a nadie le gustan las personas que se quejan de todo, pero también es cierto que existen problemas que se deben tomar en serio, aunque sean cosas que no nos afecten personalmente. Baste mencionar que en Estados Unidos la población afroamericana fue discriminada y esclavizada por siglos y parte de esa cultura de la opresión fue el humor racista que era moneda corriente a mediados del siglo XX.
Es difícil definir en qué momento una broma se pasa de la raya, y para eso es muy importante la intensión de la misma. Sí en verdad tiene como único fin obtener una risa sincera, y se encuentra desprovista de una intensión maliciosa, puede ser justificable y hasta útil. Pero el hecho de que algo sea gracioso, no es suficiente para justificar automáticamente una broma que es hiriente y ofensiva. El humor es importante y necesario para tener una sociedad sana. Debemos experimentar con la comedia y llevarla a lugares novedosos. Pero no debemos olvidar que la risa puede ser causa de llanto.
Por Javier LR, un extraño al que puedes encontrar en Twitter e Instagram.
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