Dziga Vertov y el Cine-Ojo

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El hombre de la cámara

 

Denis Arkad’evic Kaufman (1896-1954), mejor conocido por su seudónimo "Dziga Vertov", es uno de los pilares del género documental y referencia obligada para los estudiosos del cine con perspectiva social. Su aportación comienza a forjarse en el año de 1916, en su “laboratorio del oído”, experimento que consta de armar montajes de fonogramas y palabras que él mismo denominó “música de ruidos”, con ello, Vertov inicia la exploración sobre las posibilidades del montaje, elemento indispensable de su obra. En 1918 se incorpora a la redacción y edición de los primeros noticiarios soviéticos llamados kino nediela y es ahí donde comienza a percatarse del uso que puede darse a los recursos cinematográficos para construir una narrativa simbólica que estimule la reflexión del espectador.

La cámara cinematográfica era para Dziga Vertov el personaje principal de toda su teoría, pues la consideraba como un ojo fílmico capaz de captar lo que el ojo humano no puede percibir. No obstante, las cámaras de aquella época tenían sus inconvenientes con respecto a esta idea debido a sus enormes dimensiones y lo engorroso de su manipulación.

Para Vertov la cámara mostraba el mundo de forma singular, esta fascinación  impulsó el desarrollo de su teoría en 1922 sobre el kino-glaz (Cine-ojo), en donde, junto con su hermano Mijail Kaufman y otros cineastas o kinoks, postula un rechazo absoluto por las estructuras ficcionales utilizadas en el cine tradicional, es decir, la escenografía, la iluminación artificial y el uso de actores, para dar paso a una nueva expresión cinematográfica en donde la cotidianidad sería la protagonista de las historias en la pantalla.

El Cine-ojo debía “usar la cámara como un ojo fílmico más perfecto que el ojo humano para explorar el caos de los fenómenos visuales que llenan el universo”, con ello Vertov y su equipo captaban “la vida de improviso” y es así como se confeccionan los principios del cine documental.

Otra aportación del director polaco es que no se limitó a recoger las imágenes tomadas de la realidad, sino que debía colocar cada una de las partes filmadas en una especie de rompecabezas que mostrara una visión panorámica de la idea que deseaban trasmitir y no solo una arista; para conseguir el objetivo se requería de un largo proceso de montaje, el cual no pretendía ser lineal ni cronológico, sino que se establecían analogías entre las diversas imágenes filmadas de modo que adquirieran un significado simbólico, más amplio de lo que podían mostrar por sí solas.

Sus obras más representativas son Celovek’s Kinoapparatom (El Hombre de la Cámara, 1929), donde la ciudad y la lente cinematográfica son protagonistas del relato; Entuziazm (Entusiasmo, 1930) su primer cinta sonora; Tri pesni o Lenin (Tres cantos sobre Lenin, 1934) y su serie de 23 noticiarios Kino-pravda (Cine verdad, 1922-1925).

La contribución más importante de este cineasta soviético fue la experimentación a la que sometió la estructura convencional del lenguaje cinematográfico pues de esta forma logró dotarlo por completo de una nueva intención y nuevos enfoques, obteniendo resultados innovadores no sólo en la manufactura del material visual sino en la percepción del espectador. Dziga Vertov fue incomprendido en diversas ocasiones, sin embargo, su obra trató de responder a las necesidades de su época y su filmografía es fundamental para comprender el cine soviético y conocer las bases del género documental.

Referencias

Sadoul, G. Historia del Cine Mundial desde los orígenes. (2007). (Vigésima edición). México: Siglo XXI editores.

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Les compartimos también una interesante reflexión sobre la filmografía de Dziga Vertov.


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