El lago. Banana Yoshimoto

Publicado por Patricia Munguía en

Portada El Lago de Banana Yoshimoto

El eco del pasado

El lago es el cuarto libro de Banana Yoshimoto que llega a mis manos, y como todos los demás, nos habla acerca de la pérdida, el duelo y la tímida esperanza que va envolviendo la vida de los protagonistas conforme pasa el tiempo.

Decía Mariana Enríquez en una entrevista que todos los escritores se repiten a sí mismos y que su escritura gira en torno hacia poquísimos temas.

Quizá es el caso de Banana Yoshimoto, y probablemente, quienes devoramos sus libros también compartimos la misma curiosidad y sensibilidad por la muerte y sus secuelas.

Una propensión que a mi parecer solo pueden compartir por completo quienes han visto partir a sus seres amados.

¿De qué va?

Chihiro y Nakajima son vecinos y desde sus ventanas comparten la complicidad de dos extraños que se miran con agrado.

Así pasan los días, mientras Chihiro acompaña a su madre en sus últimos momentos y se despide de ella con cariño. Cuando regresa del funeral, Nakajima entra a su vida y se abre para ella una realidad completamente diferente.

Nakajima tiene un temperamento tranquilo y melancólico que a veces es incomprensible para Chihiro, sin embargo, pronto descubrirá el doloroso secreto que lo debilita.

Un día Nakajima invita a Chihiro a visitar a dos amigos de su infancia, Mino y Chii, dos hermanos que tienen una inusual forma de comunicarse y además, Chii es capaz de ver todos los posibles futuros, como un precog salido de una historia de Philip K. Dick.

Ese evento transportará a Chihiro a un universo desconocido que le revelará no solo el verdadero origen de Nakajima, sino el camino hacia su propio destino.

Lo que me gustó y lo que no tanto…

En esta novela, la figura de la madre cumple una dicotomía. En ambos casos la madre está ausente físicamente, es un recuerdo poderoso que dio dirección a su vida y forjó su personalidad hasta que ya no estuvo más.

Chihiro y Nakajima extrañan y aman a sus madres, sin embargo, para él representa también agonía, angustia y asfixia; mientras que para Chihiro simboliza fuerza, libertad y convicción.

Los padres de ambos también están ausentes de alguna manera, pero velan por ellos financieramente. Estas coincidencias los unen y por ello comparten un entendimiento de la vida que los acerca más.

No pude conectar con ninguno de los personajes, tampoco fue mi historia favorita, pero disfruté la lectura y de nuevo sentí que me transmitió muchas emociones conocidas.

Otro elemento interesante fue conocer el caso de la secta Aum Shinrikyo a la que hace alusión este relato. A dicho grupo se le atribuye el ataque con gas sarín en el metro de Tokio en el año de 1995, por lo que es considerada una organización terrorista en Japón, en Estados Unidos y en algunos países de la Unión Europea.

La edición del libro que leímos tiene 182 páginas y es de Tusquets editores.

Mi libro favorito de Banana Yoshimoto sigue siendo Kitchen, por lo que si les ha gustado esta historia les recomiendo que continúen conociendo más de esta autora.

Por Patricia Munguía Correa, ¡síguela en twitter o en Instagram!

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