Día de Muertos. Una herencia prehispánica

Publicado por Vorágine en

Desde que era pequeño, me emocionaba esa época del año en que mi abuelita despejaba una parte de su vitrina, y la llenaba de alimentos y bebidas de colores, con papel picado, fotos de mi bisabuela, y una veladora blanca.

Cuando le pregunté el porqué de esa preparación especial, ella de una forma sencilla, me explicó que los dos primeros días del mes de noviembre, se les pone una ofrenda a los difuntos, el día primero para los santos inocentes (“muertos chiquitos” como ella me decía) y el día dos para los fieles difuntos (“fallecidos grandes”), la cual debe contener la comida y la bebida favorita de la persona que recordamos, así como su objeto favorito (un juguete, cigarros, unos lentes, etc.) o alguno que nosotros quisiéramos prestarles para que disfrutaran durante su visita.

¡La mejor parte del Día de Muertos!

El objeto de esta celebración es recordar a los seres queridos que se nos adelantaron en el ciclo de la vida, compartir el típico “pan de muerto” en familia con una bebida caliente, y contar anécdotas acontecidos con ellos. Otras familias dentro de sus tradiciones incluyen el escuchar la música que acostumbraba el difunto, rezar y preparar los platillos predilectos del recordado.

Ahora bien, entrando en materia, te voy a contar un poco sobre la historia de dicha celebración en México:

En la época prehispánica se creía que el lugar al que se dirigirían los muertos era el Mictlán,  lugar que tenía por función ayudar al difunto a completar viaje  y vencer a las fuerzas adversas que dificultan al alma llegar al destino final, que se alcanza al lado de los dioses en el universo. Además, uno de los animales que juega un papel primordial dentro de la cosmogonía precolonial, es el xoloitzcuintle, quien era el encargado de llevar al alma a través de unas aguas muy hondas que llamaban Chiconahuapan, que quiere decir “nueve aguas”.

– Este chavo si trae pasaporte

En las tumbas antiguas se han encontrado vestigios de que los difuntos eran enterrados con ofrendas, que podía consistir en:

  • Agua: Simboliza la vida y se colocaba en vasijas para calmar la sed del espíritu de aquel que vendrá del otro mundo.
  • Tierra: Representa el plano al que los muertos llegarán y se coloca como bienvenida, siendo representada por frutos, semillas, especias y otros regalos de la tierra.
  • Copal e incienso: El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y las de quien lo utiliza y el incienso santifica el ambiente.
  • Veladoras y cirios: Estos elementos se consideran como una luz que guía el camino del difunto en este mundo.
  • Sal: Es un elemento de purificación y sirve para que el cuerpo no se corrompa durante su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
  • Flores: Son uno de los elementos principales para la decoración, ya que aportan un significado de frescura y armonía para el fallecido.
  • Objetos del difunto: La familia de la persona a quien iba dedicada la ofrenda colocaba un objeto de mucho significado para él/ella.
  • Semillas: Las semillas se colocaban tanto con el cadáver como en las ofrendas, pues se creía que cuando el alma de las persona llegaba a Mictlán ayudaba a tener mejores cosechas.

Entrando un poco más a fondo en la idiosincrasia de los antiguos mexicanos, te diremos los nombres de algunas deidades que representaban la muerte, cuidaban el acceso al inframundo, o reinaban sobre este.

Tezcatlipoca, Mictlantecuhtli y Yum kimil

 Los dioses mexicas:

  • Tezcatlipoca: “El Espejo Humeante”, omnipotente dios de los gobernantes, de los hechiceros y guerreros, de la noche, la muerte, la discordia, el conflicto, la tentación y el cambio; daba y quitaba las riquezas y era el protector de los esclavos. Siniestro rival de Quetzalcóatl en muchos mitos. Puede aparecer como un jaguar, además de sus otros muchos Tonales.
  • Xiuhtecuhtli: La personificación de la vida después de la muerte, la luz en la oscuridad y la comida en épocas de hambruna.

 Los dioses aztecas:

  • Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl: dioses de la muerte, Señor y Señora del Mictlán.

 Los dioses mayas:

  • Kinich Ahau: El dios sol del período posclásico, su nombre significa “Señor de Ojo Solar”, por el particular tamaño de sus ojos, símbolo importante que lo representaba. Dentro del arte maya, se le solía representar con orejas de jaguar, dientes afilados en forma de T, barba como símbolo de los rayos del Sol y los distintivos ojos grandes, casi cuadrados, por el estrabismo. Asimismo, se le consideraba el dios del Sol descendiente (el atardecer), que baja al inframundo, por lo que se figuraba como un jaguar, señor del mundo subterráneo.
  • Yum kimil: El dios de la muerte, su nombre significa literalmente “Señor de los Muertos” y habita en Xibalbá, el inframundo, acompañado de otras deidades relacionadas con la muerte, la fecundidad y la germinación. En los códices mayas se le veía como un cuerpo humano esquelético, con signos de putrefacción, aromas nauseabundos que brotaban por sus orificios y ciertas zonas descarnadas. La cuerda es un elemento que acompañan a Yum kimil y representan la facultad de esta deidad para quitar la vida. Aunque en menor medida, se han encontrado representaciones del dios de la muerte acompañado por una lechuza, animal que es signo de mal agüero, y se asocia con este dios por sus hábitos nocturnos.

¿Me faltó poner algo?

Después de la conquista, los españoles adaptaron muchas de las creencias prehispánicas con los dogmas occidentales, para el proceso de evangelización, pues los nativos no aceptaron del todo la modificación radical de sus ideas. De ahí que en la actualidad el día 1 de noviembre se recuerda a los niños difuntos, “los Santos Inocentes” (y no a “Todos los Santos” como ordena la tradición Católica) y el día 2 de noviembre, se honra a los “Fieles Difuntos”. En atención a ello, la ofrenda sufrió cambios, tanto de componentes, como en su significado, por lo que aquí abundamos en los nuevos elementos contemporáneos:

  • Velas: La luz significa fe y su flama es la guía para que el alma visitante encuentre el camino. Se pueden colocar en forma de cruz, una en cada punto cardinal.
  • Flores amarillas o naranjas: Simbolizan la tierra y al igual que las velas, también sirven de guía. Las más usuales son las de cempasúchil.
  • Calaveras de azúcar: Representan la presencia de la muerte. Tres de ellas en la parte baja del altar representan la Santísima Trinidad.
  • Izcuintle: Es una figura en forma de perro y ayuda a que los espíritus más pequeños se sientan tranquilos. En algunas culturas este perro es quien los ayuda a cruzar el río Chiconahuapan, el último paso para llegar al Mictlán.
  • Ánimas del purgatorio: Se pueden representar por una imagen, las ánimas ayudan a liberar al alma que está en pena.
  • Cruz de ceniza: Al igual que las ánimas del purgatorio, ayuda a liberar el alma del difunto.

Ahora que ya conoces el origen y la historia de esta festividad tan mexicana ¡celebremos nuestro Día de Muertos en vez del Jalogüin!!

 

Efrén B.Z. “Llámame Zero, porque todo comienza y termina conmigo…” y como aquí se terminó, sígueme en Twitter!!

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