La Llama Doble. Amor y Erotismo, de Octavio Paz. Conceptos y reflexiones sobre las relaciones humanas

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La llama doble. Amor y erotismo (1983)

Octavio Paz

…polvo serán, mas polvo enamorado…

 

¿Qué es el amor?, pregunta filosófica ampliamente discutida y expresada por infinidad de voces a través de las bellas artes, aunque destacada en la poesía, y a la que se suma la visión del connotado escritor Octavio Paz (1914-1998), quien, a través de un sugestivo recorrido por la literatura sobre el tema, se vuelca a ella con elocuencia reflexionando acerca de los sentimientos y actitudes que se asumen en este laberinto de pasiones llamado Amor.

En forma de ensayo, el autor desarrolla los conceptos de amor y erotismo, dos aristas que atraviesan el vasto territorio de la sexualidad para dilucidar el largo camino de las conflictivas y a veces también contradictorias relaciones interpersonales; concretamente de las más íntimas: las de la pareja. La sexualidad, nos dice, no es más que el encuentro con nuestro propio sexo, es decir, el conocimiento de nuestro cuerpo como órgano sensual y proveedor de placer, tanto para nosotros mismos como para otros; es, pues, el primer estrato transitado por el ser humano hacia la formación de un vínculo más profundo y poderoso con el otro ser. Enseguida se entra a la senda del erotismo que no es otra cosa que deseo, un anhelo de poseer el objeto de nuestro delirio; se trata de una feroz atracción hacia un ideal que satisface nuestra sed de ambición, de posesión. En el erotismo nos enamoramos de una idea, la cual se transforma en imagen, una proyección vista en el cuerpo de muchas personas. En el Amor en cambio, -último y más elevado estadio-, la búsqueda de placer trasciende de lo puramente carnal y alcanza a percibir una imagen concreta, es decir, encuentra a una única persona a quien ama por su espíritu y no sólo por poseer alguna de las características que alimentan su deseo, como el atractivo físico, por ejemplo.

El gran maestro

“Hace muchos años escribí: el amor es un sacrificio sin virtud; hoy diría: el amor es una apuesta, insensata, por la libertad. No la mía, la ajena.”

Sin importar el rumbo que tomemos, algunas veces transitaremos también por la solitaria vereda de la desesperación, el dolor y la incertidumbre; los celos y la traición son la cara sombría del enamoramiento, destructivas e incomprendidas pasiones que carcomen el alma y transforman los sentimientos de plenitud y goce en desamparo y frustración. No obstante, opina el autor, aún podemos despejar esas tinieblas si nos abrazamos con fuerza a la más preciada facultad del ser humano: la libertad. Difícil y tramposo desafío a nuestra razón. Mas respetar las elecciones de la otra persona no significa que debamos aceptar el engaño, pues en la infidelidad no existe el amor, sino entender que ese ser puede amarnos y correspondernos o no y ambas posibilidades exigen una decisión que no puede ser forzada ni manipulada y que, sobre todo, depende únicamente de la voluntad del otro y nunca de la nuestra.

“La sexualidad es animal; el erotismo es humano […] El amor, a su vez, también es ceremonia y representación pero es algo más: una purificación […] que transforma al sujeto y al objeto del encuentro erótico en personas únicas.”

Por Patricia Munguía Correa, ¡síguela en twitter!

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