El libro vacío. Josefina Vicens

Publicado por Patricia Munguía en

El oficio de escribir

Debo confesar que no conocía a Josefina Vicens ni mucho menos su obra. “El libro vacío” es su ópera prima y fue un parteaguas en el mundo literario debido a su estilo narrativo que en 1958, año de su publicación, representó toda una innovación en las letras mexicanas.

El descubrimiento de Vicens y su novela “El libro vacío” se lo debo a la comunidad de Pila de Libros y a Literatura Rampante, dos espacios de lectura y reflexión que les recomiendo ampliamente para seguir enamorándose de la literatura y el oficio de escribir.

Escrito en forma de diario, “El libro vacío”, contrario a lo que el título anuncia, es una recopilación de los pensamientos, frustraciones y confesiones de José García acerca de la imposibilidad de escribir su obra soñada.

Lo novedoso de este texto fue la estructura narrativa que Vicens usó para reflexionar sobre el proceso creativo de la escritura.

Se trata de un metarrelato en donde se expone una premisa muy sencilla: el deseo irrefrenable de un hombre por crear una obra literaria y su ineptitud para conseguirlo.

¿De qué va?

José García es un contador de mediana edad que lleva una vida relativamente cómoda y una existencia, de alguna manera, mediocre.

La diferencia entre José García y el resto de quienes cohabitan en su universo es que él es consciente de su desdicha. Además, anhela ser escritor. Este incontrolable deseo lo tortura y al mismo tiempo le brinda una vía de escape de su rutinaria vida.

El protagonista nos cuenta que posee dos cuadernos, uno es el que estamos leyendo y el otro es el que contendrá su gran obra literaria, de la que jamás conocemos más que una vaga frase de inicio.

Atormentado por su propia mente, José no logra materializar la novela que tanto anhela realizar y poco a poco se sume en un estado de constantes reproches hacia sí mismo y hacia el papel que desempeña en su entorno familiar.

Así, la vida cotidiana de José García queda registrada en las páginas de un cuaderno que sirve de ventana a sus aspiraciones, preocupaciones y cavilaciones.

Este falso diario que Josefina Vicens construye nos lleva por diferentes anécdotas en el tiempo que nos dan una imagen más profunda de José, pues aunque él es el narrador de la historia, los recuerdos que comparte y la manera de describirlos nos dan mucha más información sobre este personaje.

¿Por qué lo recomiendo?

Uno de los méritos más sobresalientes de esta novela es la capacidad de Vicens de hilvanar un relato dentro de otro. Al mismo tiempo que vemos sufrir a José por no poder escribir su novela, Josefina nos ofrece una historia interesante con personajes bien desarrollados.

Además, logra dar voz a un personaje masculino sin que en ningún momento se sienta falso o forzado, lo que en mi opinión logran pocos escritores.

José García tiene vida propia gracias al desarrollo del personaje que Vicens va estableciendo a lo largo de la novela.

Aunque al principio el protagonista parece una persona anodina y egoísta, al final me parece que hay una propuesta para reflexionar sobre las inquietudes que todos tenemos y que nos permiten alimentar nuestra personalidad, pero que no siempre podemos explorar.

El deseo de escribir de José acentúa su tendencia a sobreanalizar todo lo que pasa en su día a día.

También nos damos cuenta de que está insatisfecho y frustrado con la vida que lleva, la cual, en el contexto social en el que se enmarca, se considera la adecuada o correcta. Sin embargo, José no siente motivación alguna al llevar ese estilo de vida y la escritura lo libera de alguna manera.

Otro factor que merece mencionarse son los saltos en el tiempo a través de las memorias del protagonista, pues rompen con la linealidad del diario y nos permite adentrarnos en diferentes aspectos de la vida de José y no solo en su deseo de escribir.

Para qué y para quién se escribe, son preguntas que inevitablemente rondan este oficio.

¿Qué afinidades tenemos los amantes de la lectura y la escritura? Quizá todos tenemos esa voz que nos detiene y a la vez nos impulsa  para desbocarnos en estos dos placeres que casi siempre van de la mano.

Por Patricia Munguía Correa, ¡síguela en twitter o en Instagram!

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