El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. La distopía tejida por las letras de Haruki Murakami

Publicado por Vorágine en

EL FIN DEL MUNDO Y UN DESPIADADO PAÍS DE LAS MARAVILLAS (1985)

Haruki Murakami

¿Y si la inmortalidad estuviera al interior de nuestros sueños? El protagonista sin nombre de esta historia descubrirá que la realidad es una dimensión intangible, perceptible más allá de los sentidos y donde las fronteras de lo inmaterial y el sinsentido se diluyen en trémulas corrientes de aguas profundas.

La novela está inscrita en la corriente literaria del realismo mágico y nos permite conocer una faceta distinta del reconocido autor japonés, pues aunque otras de sus ficciones tienen tintes surrealistas y fantásticos como Sputnik, mi amor (1999) o After Dark (2008), ninguna transcurre en un universo tan onírico como El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas.

Foto tomada de la página Vice

Un referente de la literatura nipona

Y tal cual ocurre en los sueños, los personajes del relato son delineados a través de las acciones que van realizando; sin revelarnos ni su nombre ni su origen. Uno de los elementos más interesantes de la novela es que el lector tampoco sabe cuál es su papel en el relato, pues la creatividad de Murakami consigue internarnos en la laberíntica narración no solo como espectadores sino por medio de la introspección, la reflexión sobre el inconsciente, el estilo de vida de la humanidad y, por supuesto, apelando a nuestra imaginación.

La trama

Los eventos de la historia se desarrollan en dos universos discontinuos: el primero es una ciudad gris y hostil, la cual conocemos como el despiadado país de las maravillas, donde el protagonista trabaja como informático de alto nivel y cuyo trabajo le conduce al Fin del Mundo, un espacio amurallado fuera del tiempo al que solo puede acceder si abandona su sombra, quien apesadumbrada, queda al cuidado de un vigía inhumano.

El inconveniente del lugar es que mientras más tiempo permanezcan en esta prisión, la sombra se desvanecerá y el lector de sueños perderá su corazón; quizá una metáfora sobre la muerte del alma.

¿Lo soñé o realmente pasó?

El fin del mundo es un lugar frío y enigmático, donde cada habitante cumple una función específica que le es asignada por el vigilante al entrar a la ciudad. El informático se convierte entonces en el lector de sueños; su tarea, por supuesto, tiene lugar al anochecer en la biblioteca de este insólito paraje y consiste en observar infinitas ensoñaciones a través de cráneos desnudos de animales que podrían ser unicornios.

Como en el cuento de Peter Pan, la sombra del protagonista es autónoma, el escritor Murakami además la dota de una personalidad propia y una fina sensibilidad. Es, al fin y al cabo, una parte fundamental del protagonista, de su esencia, y quien lo conoce mejor que nadie. El autor crea un fuerte vínculo entre ambos personajes y por lo tanto genera empatía con el lector, quien sufrirá la desesperación y la angustia de la sombra en la ciudad amurallada.

Otro guiño a una historia fantástica se observa en el anhelo de la chica bibliotecaria de recuperar su corazón, sentimiento que surge cuando el protagonista sin nombre recuerda una melodía lejana, lo cual genera una reacción en cadena que lo lleva a transgredir todas las normas del Fin del Mundo.

Leer esta faceta de Haruki Murakami te llevará a explorar las posibilidades de la mente humana y la creatividad puesta en marcha.

 

Por Patricia Munguía Correa, ¡síguela en twitter!

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