Cartero, de Charles Bukowski. El nacimiento de un escritor maldito

Publicado por Vorágine en

Todo tiene que empezar en algún momento, en el caso del célebre escrito maldito, empezó con Cartero, la primera novela que cimentaría un camino, si no de éxito main stream, sí de reconocimiento en el nicho independiente, rebelde y contracultural, que tan definitorio fue en la década setentera, reventada ante el conformismo y el hartazgo del American Way, porque no todo es limpio y no todo es idílico.

Bukowski contaba ya con cincuenta años cuando decide convertirse en escritor a tiempo completo, a insistencia y auspicio de John Martin, su futuro editor y fundador de Black Sparrow. Así, en tan solo tres semanas, queda completado su primer manuscrito, Cartero, novela cuasi biográfica que narra las desventuras de Henry Chinaski, un cartero bastante cínico y borracho, es decir, el alter ego del propio autor, quién pasaría a convertirse en elemento cardinal de su universo literario.

¡Es trampa, no se imaginaba nada de lo que escribía!

Como la mayoría de las personas, el joven Chinaski encuentra su empleo de manera circunstancial en el Servicio Postal de los Estados Unidos, con la creencia de que sería una ocupación fácil, cómoda y, sobre todo, temporal; pronto estas proyecciones chocan con pared, al descubrirse rodeado de necios y envuelto en la monotonía, que solo parece exacerbar sus costumbres notoriamente depravadas, el alcohol, el azar y las mujeres, aficiones que se convierten en escape a la rutina.

Desvergonzado, irresponsable y contestón, Chinaski es blanco constante de sus superiores y capataces, quienes mantienen a nuestro anti-héroe en perpetuo estado de exasperación y perplejidad debido a su falta de sentido común y granítica obediencia burocrática. Sin embargo, los años pasan y de algún modo, la vida de Chinaski parece estar atada a una labor que, paradójicamente, no le representa significado alguno.

En cambio, tienen gran importancia Betty, Joyce y Fay, muy distintas entre ellas y presentes en momentos lejanos, pero siempre focales en la existencia de Chinaki quién, a pesar de eso, parece incapaz de querer profundamente, pareciendo en cambio estar satisfecho con dejar que la vida fluya como un mar caprichoso, sentimiento que no cambia ni siquiera con la llegada de una hija.

Deprimente y graciosa, resignada también, es la vida de Henry Chinaski, narrada con simpleza y sin adornos, al más puro estilo de su “literatura basura”, que es capaz de acercar al lector a la escritura como una posibilidad. Si tienes algo de rebelde, algo de anti-héroe, seguro reconocerás algo de Chinaski en ti.

¿Así que quieres ser escritor?

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