No hay manuales para escribir literatura

Muchos son los autores que han reflexionado sobre la escritura, algunos ejemplos destacados son El arte de la novela (1986), de Milán Kundera (1929-2023), Diarios (1948), de Franz Kafka, Zen en el arte de escribir (1990), La enfermedad de escribir (2020), de Charles Bukowski o El camino de la escritura (2023), de Julia Cameron, títulos a los que Haruki Murakami se suma con De qué hablo cuando hablo de escribir (2015).

En este ensayo, que se asemeja a una clase magistral, Murakami nos revela escasos pasajes de su vida personal, relacionados estrictamente con la escritura, el mundo editorial y su método de trabajo, con lo cual, el autor nipón constata su carácter reservado.

En 240 páginas, el ganador del premio Princesa de Asturias de las Letras 2023, se explaya sobre diversas cuestiones relacionadas con el acto de escribir y de construir un relato vibrante, coherente y verosímil. 

A través de sus más de tres décadas como escritor, Murakami recupera memorias, vivencias y aprendizajes en su camino por esta profesión, los cuales le han permitido crear múltiples historias, personajes y universos.

Aunque la contraportada de la edición de MaxiTusquets sugiere que en este libro Murakami brinda herramientas para la escritura, lo que realmente van a encontrar es una somera descripción del método de trabajo, algunos detalles del proceso creativo y una serie de reflexiones sobre la industria editorial.

Considero que la intención del texto no es ofrecer una guía para ser escritor, sino simplemente compartir ideas y pensamientos acerca de dicha actividad a través de la experiencia personal de uno de los autores más populares del siglo XX.

¿Por qué lo recomiendo?

Cada capítulo desarrolla un tema que Murakami desmenuza de a poco mediante anécdotas, cavilaciones, inquietudes o debates existentes en torno a un tema en particular o a algún aspecto de su literatura.

El autor hace hincapié en que su estilo narrativo es resultado de su propósito de ofrecer al lector una experiencia diversa, cuestión que le ha causado diversas críticas en Japón, al considerarlo un escritor occidentalizado, sin embargo, Haruki Murakami defiende su estilo y opina que la sociedad japonesa es muy renuente al cambio.

Como ocurre con diversas personalidades del mundo literario, la obra de Murakami tiende a dividir en bandos contrarios al público, es decir, lo aman o no lo logran engancharse a sus historias. Desde mi perspectiva, puedo decir que he disfrutado muchas de sus historias, pero no lo considero uno de mis autores favoritos.

De qué hablo cuando hablo de escribir también relata lo importante que es para Murakami la honestidad de sus lectores y la agradece, porque con ello puede percibir qué aspectos les agradan y cuáles no, o bien, qué historias han dejado una huella profunda en las personas o qué personajes son los que más las han conmovido.

Una de mis historias favoritas de Murakami es El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas (1985), narración que rompe con lo que podríamos llamar su estilo común o clásico; al igual que en la novela After hours (2004), me parece que el autor experimenta con la escritura y eso me emociona, porque como lectora también representa un reto. 

Asimismo, son este tipo de historias las que más estimulan mi imaginación, porque me impulsan a ser creativa con las respuestas que busco para dar sentido a lo que sucede en la historia, me obliga a pensar diferente, a leer de otra manera al autor, porque en esos relatos no reconoces a Murakami, no está entre esas líneas, te sumerges por completo en la historia. No pasa lo mismo con otras de sus novelas, en las que puedes reconocer la voz del autor.

Para concluir, los invito a acercarse a este libro si les interesa conocer un nuevo aspecto del autor. Y como siempre, les recuerdo que pueden dejarnos sus comentarios para seguir debatiendo sobre el tema.

https://x.com/HistoriasLitera/status/1816873289228103702

Por Patricia Munguía Correa, ¡síguela en twitter o en Instagram!

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