Así sucedió
Osiris. “Mía la vaca, mío el becerro”
Osiris era una muchacha de unos treinta años que trabajaba como mesera en un fondita de la ciudad de Huamantla; la conocí allá por finales de los años noventa, ya que en ese entonces trabajaba en una línea de autobuses que tenía en su ruta a las ciudades Tlaxcala, Apizaco Leer más…